Los drones en la agricultura de precisión permiten resolver muchos de los problemas más comunes del campo, como el monitoreo del cultivo, la detección de plagas y enfermedades, la evaluación del riego y el mapeo detallado de cada parcela. Gracias a esta tecnología, el agricultor obtiene información rápida, precisa y fácil de interpretar.
Además, los drones facilitan la aplicación de agua, fertilizantes o tratamientos en zonas de difícil acceso, mejorando la distribución del producto y reduciendo el desperdicio. Esto supone un ahorro de tiempo, agua y recursos, aumentando la productividad del cultivo.
También permiten ajustar la cantidad exacta de agua según la demanda real de cada zona, logrando una gestión hídrica mucho más eficiente. Su capacidad para cubrir grandes superficies en poco tiempo y obtener imágenes de alta resolución ofrece datos más completos que los obtenidos con métodos tradicionales.
Por último, esta tecnología ayuda a reducir el impacto ambiental, ya que los productos químicos se aplican de forma precisa y únicamente donde son necesarios, evitando excesos y protegiendo mejor el entorno.